domingo, 8 de diciembre de 2024

Azorín El catalejo

 Le sucede algo al catalejo con que estábamos observando la ciudad y la campiña. No se divisa nada; indudablemente se ha empañado el cristal. Limpiémosle. Ya está claro; tornemos a mirar. Los bosques que rodeaban la ciudad han desaparecido. Allá, por aquellas lomas redondas que se recortan en el cielo azul, en los confines del horizonte, ha aparecido una manchita negra; se remueve, avanza, levanta una nubecilla de polvo. Un coche enorme, pesado, ruidoso, es; todos los días, a esta hora, surge en aquellas colinas, desciende por las suaves laderas, cruza la vega y entra en la ciudad. Donde había un tupido boscaje, aquí en la llana vega, hay ahora trigales de regadío, huertos, herreñales, cuadros y emparrados de hortalizas; en las caceras, azarbes y landronas que cruzan la llanada, brilla el agua que se reparte por toda la vega desde las represas del río. El río sigue su curso manso como antaño. Ha desaparecido el obraje de paños que había en sus orillas; quedan las aceñas que van moliendo las maquilas como en los días pasados. En la cuesta que asciende hasta la ciudad, no restan más que una o dos tenerías; la mayor parte del año están cerradas. No encontramos ni rastro de aquella casilla medio derrumbada en que vivía una vieja que todas las mañanas salía por vino con un jarrico y que iba de casa en casa llevando chucherías para vender.

herreñal: Terreno en el que se siembra el herrén (forraje de avena, cebada, trigo, centeno y otras plantas que se da al ganado) 

cacera: canal de agua para regar

azarde: cauce por donde van sobrantes de agua

landrona:

represa: obra para contener las aguas

aceña: molino de agua

maquila: porción de harina que le corresponde al molinero

tenería: curtiduría (sitio donde se curten y trabajan las pieles)


martes, 17 de octubre de 2023

VALLE-INCLÁN

 PERFIL HUMANO

    Don Ramón María del Valle-Inclán (que se llamaba en realidad Ramón Valle Peña) nació en Villanueva de Arosa (Pontevedra), en 1966. Sin terminar sus estudios de Derecho, marcha a México con afán de aventuras. De regreso lleva en Madrid una vida bohemia. En 1989, a consecuencia de una herida recibida en una riña, pierde su brazo izquierdo. Se casa con una actriz en 1907. Su fama crece tanto por su arte como por su vida llena de anécdotas chocantes. Pero su dedicación a la literatura es absoluta, y no le detienen las privaciones que sufre con su familia. Renunció a una cátedra de Estética; más tarde (1933) aceptó ser Director de la Academia Española de Roma. Pero, enfermo de cáncer, volvió a Santiago, donde murió en 1936.

    Su figura era inconfundible: manco, melena y barbas largas, capa, chambergo y chalina. Pero, por debajo de su excentricidad, está su inconformismo, la entrega rigurosa a su trabajo de escritor y una arrogante búsqueda de nuevas formas.

    Políticamente fue primero tradicionalista; por aversión a la civilización burguesa, que le parecía fea, se aferraba a los viejos valores y se proclamaba “carlista por estética”. Pero, a partir de 1915, da un giro radical: se sigue oponiendo a lo mismo, pero ahora desde la izquierda, adoptando posturas revolucionarias que llegan hasta el comunismo. Con todo, no es fácil separar lo que había en él de convencimiento político y de postura “estética”.

 LA OBRA. EVOLUCIÓN.

     La amplia producción de Valle abarca todos los géneros. Y en todos se aprecia una profunda evolución, paralela a su cambio ideológico. A grandes rasgos, pasa de un modernismo refinado y nostálgico a una postura crítica expresada en un estilo desgarrado, radicalmente nuevo (recordemos que fue considerado, con escaso acierto, “hijo pródigo del 98”).

 LA ETAPA MODERNISTA

    Entre 1902 y 1905 escribe las Sonatas. Son cuatro novelas breves (Sonata de Primavera, de Estío, de Otoño y de Invierno) que recogen las aventuras y amores del marqués de Bradomín, “un don Juan feo, católico y sentimental”. Hay en ellas la visión, entre nostálgica y distante, de un mundo refinado y decadente. Por su estilo, suponen para la prosa española lo que supuso Rubén Darío para la poesía. Es una prosa rítmica, rica en efectos sensoriales, elegante, bellísima.

    Escribe luego algunas de sus Comedias Bárbaras (Águila de blasón, Romance de lobos, Cara de Plata), de ambiente rural gallego, con personajes singulares y pasiones violentas. ¿Son auténtico teatro? Luego se verá. Señalemos ahora que su estilo es más fuerte.

    La evolución estilística se acentúa con la trilogía de novelas La guerra carlista (Los cruzados de la causa, El resplandor de la hoguera y Gerifaltes de antaño, 1908-1909). En ellas, el heroísmo y la brutalidad de la guerra alternan en agridulce contraste. El mismo contraste en el estilo: junto a resabios modernistas, aparece un lenguaje desgarrado y bronco.

    Idéntica evolución se apreciará en su poesía, desde Aromas de leyenda (1907), modernista a La pipa de kif (1919) de tonos “esperpénticos”.

 LA ÉPOCA DE LOS ESPERPENTOS

    La consolidación de la nueva estética se da en 1920, con la publicación de Luces de Bohemia, subtitulada “esperpento”. Con esta palabra (cuyo significado habitual era “persona extravagante o absurda”) designa Valle-Inclán a esas obras dramáticas suyas que se basan en una deformación o degradación expresionista de la realidad.

 En los “esperpentos” se agitan figuras distorsionadas, fantoches grotescos o conmovedores, presentados con un lenguaje áspero, a menudo soez. Pero, dentro de ese tono, la prosa es de una cuidadísima elaboración, de una creatividad auténticamente genial.

  Todo ello revela una visión ácida y violentamente disconforme con la realidad. El autor se complace en degradarla con una risotada que oculta su amargura. Así, como dijimos, el Valle-Inclán “iconoclasta” aparece cuando los noventayochistas han olvidado su radicalismo juvenil.

 OTROS TÍTULOS

  De 1920 son otras obras afines a los esperpentos: el drama Divinas palabras, cuyo mundo brutal extrema el de las “Comedias bárbaras”; o la Farsa y licencia de la reina castiza, caricatura de la corte de Isabel II.

    Más distorsionados aún son los siguientes esperpentos (1921-1927), recogidos con el título conjunto de Martes de carnaval (Los cuernos de don Friolera, La hija del capitán, Las galas del difunto).

    Las mismas características tienen sus novelas de la última época. Así Tirano Banderas (1926), historia “esperpéntica” de un dictador americano, una de las más importantes novelas españolas del siglo XX y de influencia decisiva en Hispanoamérica. O la trilogía El ruedo ibérico, (La corte de los milagros, ¡Viva mi dueño! y Baza de espadas ) en que reaparece la sátira de los tiempos de Isabel II.

 SIGNIFICACIÓN Y ACTUALIDAD

     Nunca se insistirá demasiado en el carácter innovador de la obra de Valle-Inclán. Sobre todo de sus obras dramáticas: durante mucho tiempo se pensó que no eran verdadero teatro, sino novelas dialogadas, obras irrepresentables.

     Tales opiniones quedarían desmentidas más tarde: las nuevas concepciones del espectáculo teatral y las nuevas técnicas de la representación han permitido llevar su obra a escena. La verdad es que Valle fue mucho más allá de lo que admitían las convenciones escénicas de su tiempo; y lejos de plegarse a ellas, continuó orgullosamente su obra sin concesiones.

     Hoy es considerado como la máxima figura del teatro español desde los Siglos de Oro y como un dramaturgo que se anticipó a nuevas tendencias del teatro mundial.

    Es uno de los autores más vigentes hoy. Y, en fin, su asombroso dominio de la lengua hace de él uno de los grandes creadores que ha habido en nuestro idioma.

lunes, 14 de marzo de 2022

Soneto de la dulce queja

 

Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que me pone de noche en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas, y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío.


No me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi Otoño enajenado.

¡Ay voz secreta del amor oscuro!

 ¡Ay voz secreta del amor oscuro!
¡ay balido sin lanas! ¡ay herida!
¡ay aguja de hiel, camelia hundida!
¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro!

¡Ay noche inmensa de perfil seguro,
montaña celestial de angustia erguida!
¡ay perro en corazón, voz perseguida!
¡silencio sin confín, lirio maduro!

Huye de mí, caliente voz de hielo,
no me quieras perder en la maleza
donde sin fruto gimen carne y cielo.

Deja el duro marfil de mi cabeza,
apiádate de mí, ¡rompe mi duelo!
¡que soy amor, que soy naturaleza!

El poeta pide a su amor que le escriba

 Amor de mis entrañas, viva muerte, 
en vano espero tu palabra escrita 
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal, la piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí, rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena, pues, de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena noche
del alma para siempre oscura.

El poeta dice la verdad

 Quiero llorar mi pena y te lo digo 
para que tú me quieras y me llores
en un anochecer de ruiseñores 
con un puñal, con besos y contigo.

Quiero matar al único testigo
para el asesinato de mis flores
y convertir mi llanto y mis sudores
en eterno montón de duro trigo.

Que no se acabe nunca la madeja
del te quiero me quieres, siempre ardida
con decrépito sol y luna vieja.

Que lo que no me des y no te pida
será para la muerte, que no deja
ni sombra por la carne estremecida.

Yo sé que ver y oír a un triste enfada

 Yo sé que ver y oír a un triste enfada 
cuando se viene y va de la alegría
como un mar meridiano a una bahía,
a una región esquiva y desolada.

Lo que he sufrido y nada todo es nada
para lo que me queda todavía
que sufrir, el rigor de esta agonía
de andar de este cuchillo a aquella espada.

Me callaré, me apartaré si puedo
con mi constante pena, instante, plena,
a donde ni has de oírme ni he de verte.

Me voy, me voy, me voy, pero me quedo,
pero me voy, desierto y sin arena:
adiós, amor, adiós, hasta la muerte.