miércoles, 20 de marzo de 2019

JORGE GUILLÉN


Vida
            Jorge Guillén, nacido en Valladolid, fue profesor universitario como Pedro Salinas. Enseño en París, Murcia, Oxford, Sevilla y –desde la guerra- en los Estados Unidos. En 1977 recibió el Premio Cervantes, máximo galardón para escritores de lengua española. Pasó sus últimos años en Málaga, donde muere en 1984.

Poética y estilo
            Guillén ha sido definido frecuentemente como poeta “puro” o poeta “intelectual”. Sus poemas arrancan a menudo de un goce concreto de la vida. Lo que sucede es que parte de una experiencia muy concreta y de ella extrae ideas o sentimientos elevados.
            Su estilo responde a tal orientación. Es un lenguaje muy elaborado que, atento a lo esencial, elimina halagos accesorios (adjetivos) y selecciona y condensa sensaciones o ideas (sustantivos). De ahí que su poesía resulte difícil por su densidad.

Obra: Aire nuestro
            Guillén concibió su obra “como unidad orgánica”; y así, todos sus libros han quedado bajo un título común: Aire nuestro.
a)      Cántico
Durante muchos años, el único libro del autor fue este, engrosado en sucesivas ediciones: eran setenta y cinco poemas en su primera edición (1928) y llegarán a más de trescientos en su versión definitiva (1950).
La palabra “cántico” encierra la idea de “acción de gracias” o de alabanzas. Nos encontramos ante una poesía que exhala entusiasmo ante el mundo y ante la vida. La vida es bella, simplemente porque es vida. Y el poeta se complace en la contemplación de todo lo creado. “El mundo está bien hecho” es el verso que resume su visión de la vida.
Guillén es una notoria excepción por su radical optimismo. Rehuyendo lo nocturno o lo crepuscular, Guillén canta el amanecer o el mediodía, la luz plena; el amor no es sufrimiento, sino la cima del vivir; y la muerte, incluso, es considerada con actitud serena.
b)      Clamor
A Cántico se opone –en cierto modo- Clamor (compuesto de 1950 a 1963). El título equivale ahora a “gritos de protesta”. El optimismo del poeta no le impide ver las “discordancias” del mundo: injusticias, miserias, persecuciones, guerras, terror atómico… En suma, los poemas de este nuevo ciclo dan testimonio del dolor y del mal en sus más diversas formas. Ahora dirá: “Este mundo del hombre está mal hecho.”
Pero la actitud de Guillén tampoco es de angustia o desesperanza, sino de una protesta positiva. Y bajo la denuncia persiste su fe en el hombre y en la vida.
c)      Otros títulos
Si Cántico y Clamor formaban un díptico –cara y cruz de la realidad-, en 1967 se añade Homenaje, libro que recoge poemas a diversas figuras de la historia, de las artes y de las letras, desde Homero a los contemporáneos.
Hasta aquí Aire nuestro quedaba constituido como un tríptico. Pero Guillén siguió creando aún publicó otros dos volúmenes que continúan las líneas anteriores.

Significación
            La obra de Guillén es un caso infrecuente de poesía equilibrada y optimista. En definitiva, y como él dijo es “cántico a pesar de clamor”. Su prestigio fue inmenso dentro de su generación y hoy la crítica ve en Cántico una de las cimas de la lírica española del siglo XX.

POEMAS


Equilibrio

Es una maravilla respirar lo más claro.
Veo a través del aire la inocencia absoluta,
y si la luz se posa como una paz sin peso,
el alma es quien gravita con creciente volumen.
Todo se rinde al ánimo de un sosiego imperioso,
a mis ojos tranquilos más blancura da el muro,
entre esas rejas verdes lo diario es lo bello,
sobre la mies la brisa como una forma ondula,
hasta el silencio impone su limpidez concreta.
Todo me obliga a ser centro del equilibrio.
                                                           (Cántico)
Las doce en el reloj

Dije: Todo ya pleno.
Un álamo vibró.
Las hojas plateadas
sonaron con amor.
Los verdes eran grises,
el amor era sol.
Entonces, mediodía,
un pájaro sumió
su cantar en el viento
con tal adoración,
que se sintió cantada
bajo el viento la flor
crecida entre las mieses,
más altas. Era yo,
centro en aquel instante,
de tanto alrededor,
quien lo veía todo
completo para un dios.
Dije: Todo, completo.
¡Las doce en el reloj!
                        (Cántico)

Beato sillón

¡Beato sillón! La casa
corrobora su presencia
con la vaga intermitencia
de su invocación en masa
a la memoria. No pasa
nada. Los ojos no ven,
saben. El mundo está bien
hecho. El instante lo exalta
a marea, de tan alta,
de tan alta, sin vaivén.
                                    (Cántico)
Perfección

Queda curvo el firmamento,
compacto azul, sobre el día.
Es el redondeamiento
del esplendor: mediodía.
Todo es cúpula. Reposa
sin querer, la rosa
a un sol en cenit sujeta.
Y tanto se da el presente
que el pie caminante siente
la integridad del planeta.
                                   (Cántico)

Sobre su tallo se yergue
blanca ante todos, la rosa.
En este jardín es ella
quien dominó a la redonda
del rico plantel. Un pétalo
va inclinándose a su sombra.
Ni puro ya ni fragante,
se resquebraja, se acorta.
Arrugas hay. Y tendiéndose
por amarillos sin gloria.
Como si hubiese desorden
aumentan y se abandonan.
Algunos pétalos planos
- deformada la corola
ya no círculo de amor-
caen al suelo, no importan.
Florece el jardín en torno
de la que agoniza a solas
y bien descubre ante el sol
los estambres que amontona,
mustios, el centro que fue
tan íntimo. A su hora,
sumisa a la primavera,
muriéndose está la rosa.    
                        (Clamor)
     

lunes, 18 de marzo de 2019

PEDRO SALINAS


Vida

Nació en Madrid en 1892. Fue profesor en universidades españolas y extranjeras: en París, Sevilla, Murcia, Cambridge…, y un gran crítico muy reconocido. Tras la guerra, se marchó exiliado a Estados Unidades donde continuó su actividad docente en universidades norteamericanas. Murió en Boston en 1951.

Trayectoria

Distinguimos tres etapas, de las que destaca la central.

1ª) Hasta 1931 publica tres libros: Presagios, Seguro azar y Fábula y signo. En ellos encontramos “poesía pura”, pero también poemas sobre temas nuevos, “futuristas”: la bombilla, la máquina de escribir, el automóvil…, objetos en los que sabe hallar insospechados sentidos.

2ª) Durante la República Salinas se muestra ante nosotros como un gran poeta amoroso con La voz a ti debida y Razón de amor. (El título del primero está tomado de la III Égloga de Garcilaso de la Vega).

3ª) Tras la guerra compone poemas en los que su fe en la vida lucha con los signos angustiosos de su tiempo, como la amenaza atómica (tema de su poema “Cero”). Sus títulos son: Confianza, El contemplado y Todo más claro.

Concepto de amor

En su segunda etapa el poeta profundiza en la experiencia amorosa saltando de las puras anécdotas a la quintaesencia del amor.

El amor es:
a.       el motor que da plenitud a la vida y sentido al mundo;
b.      es enriquecimiento del propio ser y de la persona amada;
c.       la energía con la que podemos eliminar lo falso y lo negativo de nuestra personalidad;
d.      la fuerza con la que nos liberamos de lo accesorio para ofrecer a la persona amada nuestro yo más auténtico
e.       lo que nos permite ser plenamente uno mismo (nuestra realización personal).


domingo, 17 de marzo de 2019

GERARDO DIEGO


Vida

Nació en Santander en 1896. Como otros muchos poetas de la Generación del 27, Gerardo Diego fue profesor; en concreto fue catedrático de Literatura en institutos de Soria, Santander y Madrid. En 1947 ingresó en la Real Academia. Son muchos los premios que recibió a lo largo de su vida, desde el Nacional de Literatura en 1925 (junto con Alberti), hasta el Cervantes en 1979. Murió en Madrid en 1987.

Dentro de su generación ejerció un importante papel impulsor. Fue fundamental su Antología de 1932 que constituyó casi un “manifiesto” del grupo.

Poética: dos caminos

           La poesía de Gerardo Diego ofrece, curiosamente, dos direcciones muy distintas: la poesía de vanguardia y la poesía “clásica” o “tradicional”. Y ambas cultivadas con la misma autenticidad. Él mismo confesó: “Yo no soy responsable de que me atraigan simultáneamente el campo y la ciudad, la tradición y el futuro; de que me encante el arte nuevo y me extasíe el antiguo; de que me vuelva loco el capricho de hacérmela –nueva- para mi uso particular e intransferible.”

            Tanto los poemas de un tipo como de otro se caracterizan por una gran maestría técnica. Y con igual dominio aborda los temas más diversos, ligeros o profundos.

Obra

            En la línea vanguardista es el máximo representante español del Creacionismo que defendía el puro juego de la imaginación, que la poesía debía “crear” un mundo propio, ajeno a la realidad (aunque derivado de ella). Él mismo lo expresó con estas palabras: “Creer lo que no vemos, dicen que es Fe; crear lo que nunca veremos, esto es la Poesía.”

            A este tipo de poesía pertenecen sus originales libros Imagen (1922) o Manual de espumas (1924).


            Dentro de la línea tradicionalista, encontramos los temas y formas más variados. Destacan sus sonetos, romances, décimas… pero también emocionan sus cancioncillas de tipo popular.

            En esta vertiente podemos citar Soria (1923), Versos humanos (1924), Versos divinos (1938-1941) y, sobre todo, Alondra de verdad  (1941), espléndida colección de sonetos, entre otros muchos títulos.


DÁMASO ALONSO



Vida: profesor y poeta


Nació en Madrid, en 1898. Estudió Derecho y Filosofía y Letras. Fue catedrático de las Universidades de Valencia y Madrid. Perteneció a la Real Academia Española, de la que fue director, y a la de la Historia. En 1978 recibe el Premio Cervantes. Murió en 1990.

            Como profesor, marcó a numerosos discípulos y visitó universidades de todo el mundo. Como investigador y crítico, son apasionantes sus estudios de Literatura, sobre todo sus comentarios sobre Góngora.

            Como poeta, sólo su producción inicial puede adscribirse al grupo del 27, de cuyos miembros fue fraternal compañero. Su poesía más importante desborda aquellos cauces y pertenece en realidad a la poesía de posguerra.

Los comienzos


            Su primer libro, Poemas puros: poemillas de la ciudad (1921), se caracteriza por un “tono cándido, limpio y emocionado”. Hay en él influencias de Machado y de Juan Ramón Jiménez, junto a vetas neopopularistas. Semejante es su segundo libro, El viento y el verso.

Un libro capital: Hijos de la ira


            Veinte años más tarde, en 1944, Dámaso Alonso sorprende con este libro estremecedor. Obra fundamental de la posguerra, es la cima de lo que el mismo autor llamó “poesía desarraigada”, la de quienes no se sienten a gusto en un mundo que les resulta “un caos y una angustia”.

            Hijos de la ira es, ante todo, un grito desgarrado ante la crueldad, el odio, la injusticia, la “podredumbre”. Y encierra angustiadas preguntas sobre el sentido de la vida, sobre la mísera condición humana.

            Sus poemas están escritos en versículos vehementes, obsesivos, alucinantes, que recuerdan el ritmo de los Salmos bíblicos. El lenguaje, desgarrado, no excluye palabras duras, “antipoéticas”. Es un estilo polarmente alejado del de la poesía “pura”.

            De entre sus poemas destacan De profundis, Insomnio, y sobre todo Mujer con alcuza, impresionante parábola de la vida humana y uno de los mayores poemas de nuestra lírica contemporánea.

            Hijos de la ira ejerció una influencia decisiva en la poesía “existencial” de la posguerra.

Otros libros de poemas


            Del resto de su obra poética, citemos Oscura noticia (cuyo tema es la muerte, esa noticia oscura que todos hemos recibido) publicado el mismo año de 1944, pero con poemas de distintas épocas, Hombre y Dios (1955) y Duda y amor sobre el Ser Supremo (1986). Si Gerardo Diego escribe una poesía religiosa de corte tradicional, Dámaso Alonso representa la religiosidad angustiada de la posguerra española.

martes, 12 de marzo de 2019

GERARDO DIEGO POEMAS


                     Triunfo


Del oriente al ocaso
                              estalla un arco de triunfo

Elefantes atónitos
                           pastan en los oasis de mis ojos

                                    Y el viento se ilumina
                                    en el fondo del mar

Mi pecho no se cansa de disparar

La vida
             ciudad maldita
                                     empieza a arder

Hagamos      de      todos       los     gritos
                  una      sola       mujer


El ciprés de Silos

Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas al cielo con tu lanza .
Chorro que al cielo casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo de ciprés en el fervor de Silos.

Romance del Duero

Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja,
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.
Indiferente o cobarde,
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.
Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.
Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.
Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.
Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada,
sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.

Cuadro

El mantel                        jirón del cielo
es mi estandarte
y el licor del poniente
da su reflejo al arte

Yo prefiero el mar cerrado
y al sol le pongo sordina
Mi poesía y las manzanas
hacen la atmósfera más fina

En medio la guitarra         Amémosla

Ella recoge el aire circundante
Es el desnudo nuevo
venus de siglo o madona sin infante

Bajo sus cuerdas los ríos pasan
y los pájaros beben el agua sin mancharla

Después de ver el cuadro
la luna es más precisa
y la vida es más bella

El espejo doméstico ensaya una sonrisa
y en un transporte de pasión
canta el agua enjaulada en una botella. 


domingo, 10 de marzo de 2019

VICENTE ALEIXANDRE



Vida y poética
Nació en Sevilla (1898), pero a los dos años se trasladó su familia a Málaga, y, a los nueve, a Madrid. Estudió Derecho y Comercio, pero se dedicó por entero a la poesía. Tras la guerra, ejerció un profundo magisterio poético, alentando en su labor a los poetas jóvenes y compartiendo sus inquietudes. En 1949 fue elegido miembro de la Real Academia. En 1977, le otorgan el Premio Nobel. Muere en Madrid en 1984. Quedó marcado por el Surrealismo y muy pronto fragua su peculiar estilo. Lo caracterizan las imágenes visionarias grandiosas y el versículo amplio, solemne. Para Aleixandre, “poesía es comunicación”, más que belleza.

Primera etapa

Aleixandre parte de un hondo pesimismo. El hombre es la criatura más penosa del universo: es dolor, angustia. Más valdría ser vegetal o piedra insensible. Y el ideal sería volver a la tierra, fundirse con la naturaleza. Todo ello está expresado con la fuerza y la fascinación de imágenes surrealistas.
Tres libros destacan en esta etapa. En los dos primeros: Espadas como labios, La destrucción o el amor la pasión amorosa es una fuerza destructora que se confunde con la liberación de la muerte. Hay en este libro de los poemas amorosos más intensos de nuestro tiempo. Esta “o” del título no es disyuntiva, sino que tiene un significado identitario.
El tercer título Sombra del Paraíso, supone la “visión del cosmos en su gloria, antes de la aparición del hombre y, con él, del dolor y de la limitación. Es la visión de un edén libre del sufrimiento. El lenguaje poético es bellísimo. Y el libro (publicado en 1944, como Hijos de la ira de Dámaso Alonso) fue un impacto decisivo en el panorama literario de la posguerra.

Segunda etapa

Entre 1945 y 1953 compone Historia del corazón, libro que “supone una nueva mirada y una nueva concepción”. El hombre es visto ahora positivamente. Sigue siendo una criatura que sufre,  pero la solidaridad será ahora el sentimiento clave.
En poemas como “El poeta canta por todosse siente unido a los demás. Otro libro importante de esta segunda etapa es En un vasto dominio.

Tercera etapa

 A los setenta años sorprende Aleixandre con una nueva cima: Poemas de la consumación en 1968. El anciano poeta, que ve la juventud como “la única vida”, canta con tono a la vez trágico y sereno la consumación de su existir. El estilo supone un nuevo cambio: es más escueto, más denso y vuelve a dar entrada a elementos ilógicos y surrealistas, de incalculable hondura.

Semejante profundidad y mayor dificultad alcanzó en su último libro: Diálogos del conocimiento, conjunto de largos poemas filosóficos.

LUIS CERNUDA POEMAS

Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo sólo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
donde el deseo no exista.

Es esa gran región donde el amor, ángel terrible,
no esconda como acero
en mi pecho su ala,
sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allá donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
sometiendo a otra vida su vida,
sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas nos sean más que nombres,
cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
disuelto en niebla, ausencia,
ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
donde habite el olvido.                                                          (Donde habite el olvido)


Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.                            (Los placeres prohibidos)

LUIS CERNUDA


LUIS CERNUDA

Vida y personalidad

            Nació en Sevilla (1902) y en su Universidad fue alumno de Pedro Salinas. Vivió luego en Madrid, salvo un curso en que fue lector de la Universidad de Toulouse (1929-1930), y al estallar la guerra salió de España, a la que ya no volvería. Fue profesor en Inglaterra, Estados Unidos y Méjico, donde murió en 1963.
            Tuvo una personalidad solitaria y dolorida, una sensibilidad exacerbada y vulnerable. La marginación que sufrió por su homosexualidad explica, en parte, su desacuerdo con el mundo. Admite ser un “inadaptado”, con “cierta vena protestante y rebelde”. En política, adoptó posiciones de izquierda.

Estilo y mundo poético
           
            A su espíritu solitario corresponde un puesto singular dentro de su generación. Él mismo decía que su inconformismo le ayudó “a escapar a las modas”. Ello no es del todo aplicable a su primera etapa, en que se suceden los influjos de la poesía pura, del clasicismo y del surrealismo. Lo que sí es cierto es que, hacia 1930, se irá despegando de aquellas “modas” y seguirá un camino muy personal.

            Su nuevo estilo surge de un triple rechazo: rechaza los ritmos demasiados marcados, la rima y la riqueza o brillantez de imágenes. Y se inclina hacia el “lenguaje hablado y el tono coloquial”, que él supo unir a una gran densidad: tal unión es lo que le distingue ante todo.

            En cuanto a la temática, su poesía tiene como centro un doloroso divorcio entre su anhelo de realización personal y el mundo que le rodeó. Es un choque similar al de los poetas románticos, pero que se agudiza por su peculiar personalidad. Y los temas dominantes de Cernuda serán la soledad, la añoranza de un mundo habitable, el ansia de belleza y, sobre todo, el amor; es sin duda, uno de nuestros grandes poetas amorosos.

Obra

            Cernuda amparó sus diversos libros bajo un título común: La realidad y el deseo. Esas dos palabras condensan el conflicto central de su vida y su poesía. Veamos algunos de los títulos incluidos en esa magna obra.

            Tras una etapa inicial de poesía pura o clasicista, la influencia surrealista se manifiesta en dos libros: Un río, un amor (1929) y Los placeres prohibidos (1931), en donde domina el verso libre y donde “el malestar y la osadía” que le atraían del Surrealismo se mezclan con sus problemas íntimos.

            Su depuración estilística apunta ya en algunos de los poemas del segundo libro citado y cuaja en Donde habite el olvido (1932-33), libro espléndido, aunque desolado y de una sinceridad desgarrada. Sigue Invocaciones (1934-35), con poemas largos y memorables como el “Soliloquio del farero”.

            Ya en el exilio publica varios libros importantes que van de Las nubes a Desolación de la quimera. En ellos, junto a sus temas básicos, aparece a veces el tema de la España lejana.

            En prosa poética escribió un libro bellísimo, Ocnos (1942), nostálgica evocación de la Andalucía de su infancia.

Significación

            Conviene insistir en la singularidad de Cernuda, difícil de encasillar. Tal vez por ello, su reconocimiento pleno fue tardío. Pero su poesía fue objeto de una altísima valoración a finales del siglo XX y su influencia se percibe en no pocos poetas de las promociones más recientes.