Vida
y poética
Nació en Sevilla (1898), pero a los dos años
se trasladó su familia a Málaga, y, a los nueve, a Madrid. Estudió Derecho y
Comercio, pero se dedicó por entero a la poesía. Tras la guerra, ejerció un
profundo magisterio poético, alentando en su labor a los poetas jóvenes y
compartiendo sus inquietudes. En 1949 fue elegido miembro de la Real Academia.
En 1977, le otorgan el Premio Nobel. Muere en Madrid en 1984. Quedó marcado
por el Surrealismo y muy pronto fragua su peculiar estilo. Lo caracterizan las imágenes visionarias grandiosas y el
versículo amplio, solemne. Para Aleixandre, “poesía es comunicación”, más que
belleza.
Primera etapa
Aleixandre parte de un hondo pesimismo. El
hombre es la criatura más penosa del universo: es dolor, angustia. Más valdría
ser vegetal o piedra insensible. Y el ideal sería volver a la tierra, fundirse
con la naturaleza. Todo ello está expresado con la fuerza y la fascinación de
imágenes surrealistas.
Tres libros destacan en esta etapa. En los
dos primeros: Espadas como labios, La destrucción o el amor la pasión
amorosa es una fuerza destructora que se confunde con la liberación de la
muerte. Hay en este libro de los poemas amorosos más intensos de nuestro
tiempo. Esta “o” del título no es disyuntiva, sino que tiene un significado
identitario.
El tercer título Sombra del Paraíso, supone la “visión del cosmos en su gloria,
antes de la aparición del hombre y, con él, del dolor y de la limitación.
Es la visión de un edén libre del sufrimiento. El lenguaje poético es
bellísimo. Y el libro (publicado en 1944, como Hijos de la ira de Dámaso
Alonso) fue un impacto decisivo en el panorama literario de la posguerra.
Segunda etapa
Entre 1945 y 1953 compone Historia del corazón, libro que
“supone una nueva mirada y una nueva concepción”. El hombre es visto ahora
positivamente. Sigue siendo una criatura que sufre, pero la solidaridad
será ahora el sentimiento clave.
En poemas como “El poeta canta por todos”
se siente unido a los demás. Otro libro importante de esta segunda etapa
es En un vasto dominio.
Tercera
etapa
A los setenta años sorprende
Aleixandre con una nueva cima: Poemas de
la consumación en 1968. El anciano poeta, que ve la
juventud como “la única vida”, canta con tono a la vez trágico y sereno la
consumación de su existir. El estilo supone un nuevo cambio: es más
escueto, más denso y vuelve a dar entrada a elementos ilógicos y surrealistas,
de incalculable hondura.
Semejante profundidad y mayor dificultad alcanzó en su último
libro: Diálogos del conocimiento, conjunto de largos poemas filosóficos.
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