LUIS CERNUDA
Vida y personalidad
Nació
en Sevilla (1902) y en su Universidad fue alumno de Pedro Salinas. Vivió luego
en Madrid, salvo un curso en que fue lector de la Universidad de
Toulouse (1929-1930), y al estallar la guerra salió de España, a la que ya no
volvería. Fue profesor en Inglaterra, Estados Unidos y Méjico, donde murió en
1963.
Tuvo
una personalidad solitaria y
dolorida, una sensibilidad exacerbada y vulnerable. La marginación que sufrió
por su homosexualidad explica, en parte, su desacuerdo con el mundo. Admite ser
un “inadaptado”, con “cierta vena protestante y rebelde”. En política, adoptó
posiciones de izquierda.
Estilo y mundo poético
A
su espíritu solitario corresponde un puesto singular dentro de su generación.
Él mismo decía que su inconformismo le ayudó “a escapar a las modas”. Ello no
es del todo aplicable a su primera etapa, en que se suceden los influjos de la
poesía pura, del clasicismo y del surrealismo. Lo que sí es cierto es que,
hacia 1930, se irá despegando de aquellas “modas” y seguirá un camino muy
personal.
Su
nuevo estilo surge de un triple
rechazo: rechaza los ritmos demasiados marcados, la rima y la riqueza o
brillantez de imágenes. Y se inclina hacia el “lenguaje hablado y el tono coloquial”, que él supo unir a una gran densidad: tal unión es lo que le
distingue ante todo.
En
cuanto a la temática, su poesía tiene como centro un doloroso divorcio entre su anhelo de realización personal y el mundo
que le rodeó. Es un choque similar al de los poetas románticos, pero que se
agudiza por su peculiar personalidad. Y los temas dominantes de Cernuda serán
la soledad, la añoranza de un mundo habitable, el ansia de belleza y, sobre
todo, el amor; es sin duda, uno de nuestros grandes poetas amorosos.
Obra
Cernuda
amparó sus diversos libros bajo un título común: La realidad y el deseo.
Esas dos palabras condensan el conflicto central de su vida y su poesía. Veamos
algunos de los títulos incluidos en esa magna obra.
Tras
una etapa inicial de poesía pura o clasicista, la influencia surrealista se
manifiesta en dos libros: Un río, un amor
(1929) y Los placeres prohibidos
(1931), en donde domina el verso libre y donde “el malestar y la osadía” que le
atraían del Surrealismo se mezclan con sus problemas íntimos.
Su
depuración estilística apunta ya en algunos de los poemas del segundo libro
citado y cuaja en Donde habite el olvido
(1932-33), libro espléndido, aunque desolado y de una sinceridad desgarrada.
Sigue Invocaciones (1934-35), con
poemas largos y memorables como el “Soliloquio del farero”.
Ya
en el exilio publica varios libros importantes que van de Las nubes a Desolación de la
quimera. En ellos, junto a sus temas básicos, aparece a veces el tema de la España lejana.
En
prosa poética escribió un libro bellísimo, Ocnos
(1942), nostálgica evocación de la
Andalucía de su infancia.
Significación
Conviene
insistir en la singularidad de Cernuda, difícil de encasillar. Tal vez por
ello, su reconocimiento pleno fue tardío. Pero su poesía fue objeto de una
altísima valoración a finales del siglo XX y su influencia se percibe en no
pocos poetas de las promociones más recientes.
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