VIDA
Juan
Ramón fue un hombre de temperamento depresivo y de una sensibilidad exacerbada.
Pero, por encima de todo, es ejemplo extremo de poeta consagrado por entero a
su obra. Cada vez se sintió más despegado de los detalles materiales de la
existencia y más obsesionado por su creación. “Yo tengo –dijo-escondida en mi
casa, por su gusto y el mío, a la Poesía. Y
nuestra relación es la de los apasionados.”
POÉTICA
Ante
todo, Poesía es Belleza, expresión
–a menudo melancólica- de todo lo bello. Pero es también un modo de conocimiento que permite ahondar en la
esencia de las realidades, en su verdad más profunda. Y es, en fin, expresión
de un anhelo de eternidad, concebida
como posesión inacabable de la
Belleza y la
Verdad.
Por
otra parte, su aguda exigencia estética hace de Juan Ramón el dechado del poeta
minoritario. Es famosa su dedicatoria: “A la minoría siempre.” Su poesía, como
veremos, es de creciente dificultad.
TRAYECTORIA Y EVOLUCIÓN
Vino primero, pura,
vestida de inocencia.
Y la amé como un niño.
Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes.
Y la fui odiando sin saberlo.
Llegó a ser una reina,
fastuosa de tesoros…
¡Qué iracundia de hiel y sin sentido!
…Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía.
Se quedó con la túnica,
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.
Y se quitó la túnica
y apareció desnuda toda…
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!
Según esto,
cabe distinguir en su trayectoria las siguientes etapas:
-
En los comienzos, una poesía sencilla, con la influencia del Romanticismo y sobre todo de
Bécquer. El principal libro de estos años es Arias tristes. (1903)
-
Adopta luego los “ropajes”
modernistas: valores sensoriales, ritmos amplios… Con todo, su poesía no
será tan “fastuosa de tesoros” como la de Rubén Darío: el Modernismo de Juan
Ramón es de tipo intimista. Así, en libros como La soledad sonora, Sonetos
espirituales y otros, escritos de 1908 a 1915. De esta época es también el tan
conocido y entrañable libro de prosa poética Platero y yo (1914).
-
Pero su afán de renovación le lleva hacia una “poesía desnuda”: desaparecerán el
léxico modernista, la adjetivación sensorial o los ritmos sonoros, para dejar
paso a la concentración conceptual y emotiva. Es una poesía nueva,
personalísima, “fuera de escuelas o tendencias”. Abre esta etapa, en 1916, el Diario
de un poeta recién casado, libro fundamental en la poesía del siglo XX.
Siguen, entre 1916 y 1936, Eternidades, Piedra y cielo y varios
títulos más.
-
Añádase una última etapa, posterior a 1936: poesía cada
vez más acendrada y profunda, que desemboca en lo metafísico, incluido cierto
misticismo (diálogo con un Dios que él identifica con la Naturaleza o la Belleza absoluta). En esta
etapa escribe En el otro costado (1936-1942), Dios deseado y deseante
(1948-1949), Animal de fondo, entre otros. En el primero de estos libros
figura el extenso, bellísimo y asombroso poema en prosa Espacio, cima de la creación juanramoniana.
IMPORTANCIA DE SU OBRA EN LA LITERATURA ESPAÑOLA
La
trayectoria poética de Juan Ramón da fe, ante todo, de una excepcional
inquietud renovadora. De ahí que su obra sea, en cierto modo, compendio o
avanzada de medio siglo de poesía española: Posromanticismo, Modernismo, poesía
pura…
Máximo
poeta de la Generación
del 14, ejerció un magisterio decisivo en los “poetas del 27” . Tras explicables vaivenes
del gusto (los poetas de posguerra se sintieron distantes de él), hoy se le
considera acaso una de las máximas figuras de la poesía española del siglo XX.
Entre el velo de la lluvia
que pone gris el paisaje,
pasan las vacas, volviendo
de la dulzura del valle.
Las tristes esquelas suenan
alejadas, y la tarde
va cayendo tristemente
sin estrellas ni cantares.
La campiña se ha quedado
fría y sola con sus árboles;
por las perdidas veredas
hoy no volverá ya nadie.
Voy a cerrar mi ventana
porque si pierdo en el valle
mi corazón, quizás quiera
morirse con el paisaje.
(Arias
tristes)
Viene una esencia triste de jazmines con luna
y el llanto de una música romántica y lejana…
de las estrellas baja, dolientemente, una
brisa con los colores nuevos de la mañana…
Espectral, amarillo, doloroso y fragante,
por la niebla de la avenida voy perdido,
mustio de la armonía, roto de lo distante,
muerto entre los rosales pálidos del olvido…
Y aun la luna platea las frondas de tibieza
cuando ya el día rosa viene por los jardines,
anegando en sus lumbres esta vaga tristeza
con música, con llanto, con brisa y con jazmines.
(La soledad
sonora)
III)
EL VIAJE
DEFINITIVO
...Y yo me iré. Y se quedarán los
pájaros cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde
árbol,
y con su pozo blanco.
Todas
las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están
tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto
florido y encalado,
mi espíritu errará nostáljico...
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar,
sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.
Poemas agrestes
¡Sólo un punto!
Sí,
mar, quién fuera,
cual tú, diverso cada instante,
coronado de cielos en su olvido;
mar fuerte -¡sin caídas!-,
mar sereno
-de frío corazón con alma eterna-,
¡mar, obstinada imajen del presente!
Diario de un poeta…
Yo no soy yo.
Soy
este
que va a mi lado sin yo verlo;
que , a veces, voy a ver,
y que a veces olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.
Eternidades
VI)
No sé si el mar es, hoy
-adornado su azul de innumerables
espumas-,
mi corazón; si mi corazón –hoy
adornada su grana de incontables
espumas-,
es el mar.
Entran, salen
uno de otro, plenos e infinitos,
como de dos todos únicos.
A veces, me ahoga el mar de corazón,
hasta los cielos mismos.
Mi corazón ahoga el mar, a veces,
hasta los mismos cielos.
Diario de un poeta…
¡No estás en ti, belleza
innúmera,
que con tu fin me tientas, infinita,
a un sinfín de deleites!
¡Estás en
mí, que te penetro
hasta el fondo, anhelando a cada instante,
traspasar los nadires más ocultos!
Estás en mí, que tengo
en mi pecho la aurora
y en mi espalda el poniente
-quemándome, transparentándome
en una sola llama-; estás en mí, que te entro
en tu cuerpo mi alma
insaciable y eterna!
Yo no seré yo, muerte,
hasta que tú te unas con mi vida
y me completes así todo;
hasta que mi mitad de luz se cierre
con mi mitad de sombra,
-y sea yo equilibrio eterno
en la mente del mundo:
unas veces, mi medio yo, radiante;
otras, mi otro medio yo, en olvido.-
Yo no seré yo, muerte,
hasta que tú, en tu turno, vistas
de huesos pálidos mi alma.
Belleza
Dios del
venir, te siento entre mis manos,
aquí estás enredado conmigo, en lucha hermosa
de amor, lo mismo
que un fuego con su aire.
No eres mi
redentor, ni eres mi ejemplo,
ni mi padre, ni mi hijo, ni mi hermano;
eres igual y uno, eres distinto y todo;
eres dios de lo hermoso conseguido,
conciencia mía de lo hermoso.
Yo no tengo
nada que purgar.
Toda mi impedimenta
no es sino fundación para este hoy
en que al fin te deseo;
porque estás ya a mi lado,
en mi eléctrica zona,
como está en el amor el amor lleno.
Tú,
esencia, eres conciencia; mi conciencia
y la de otros, la de todos,
con forma suma de conciencia;
que la esencia es lo sumo,
es la forma suprema conseguible,
y tu esencia está en mí, como mi forma.
Todos mis
moldes, llenos
estuvieron de ti; pero tú, ahora,
no tienes molde, estás sin molde; eres la gracia
que no admite sostén,
que no admite corona,
que corona y sostiene siendo ingrave.
Eres la
gracia libre,
la gloria del gustar, la eterna simpatía,
el gozo del temblor, la luminaria
del clariver, el fondo del amor,
el horizonte que no quita nada;
la transparencia, dios, la transparencia,
el uno al fin, dios ahora sólito en lo uno mío,
en el mundo que yo por ti y para ti he creado.
Dios deseado y deseante.
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